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‘Las ideas son como peces.

Pero si quieres pescar un gran pez dorado, tienes que adentrarte en aguas más profundas’.

David Lynch

Trascendental meditation… Tras una concatenación de escenas se apaga la pantalla vistiendo un fondo blanco. Carlos Reviriego presenta la masterclass de David Lynch en la escuela TAI y entre los aplausos camina lentamente una figura negra, se incrementa el sonido, el director de cine sonríe y saluda. Stop. Un momento de reflexión antes de cualquier consideración. Es John Merric disfrazándose bajo una sábana, qué pasó en el capitulo 7 de Twin Peaks, donde está la puerta de Dune, la llave, la caja, ¿porqué el flequillo de Lynch presenta la misma ondulación que el personaje de ‘Cabeza Borradora’?. Dale al play. Cualquier lugar es bueno para practicar la meditación trascendental (…) las ideas pueden surgir en cualquier lugar, tanto en Madrid como paseando por el campo. Esta es una pequeña parte de la respuesta que obtuve de la mente brillante de Lynch a dos sencillas preguntas, ¿Madrid podría inspirarlo narrativamente para una película? y ¿cree que Madrid es un buen lugar para practicar meditación trascendental?. La respuesta quizá es lo menos relevante en esa situación, la sensación es la misma que ver un pentagrama repleto de notas de Angelo Badalamenti, no es necesario entender nada porque la propia presencia, con sonido o sin el, provoca una simbiosis. Las preguntas desaparecen y David Lynch articula sus falanges en el aire como si tocara un piano imaginario, o cualquier otro instrumento. Esta es mi manera de describir una larga charla que implicaba explícitamente la presentación de su libro ‘Atrapa el pez dorado’.

A lo mejor es innecesario plantearse las claves del universo de Lynch, si su obra se postula sobre criterios estéticos más que argumentativos, la explicación es el resultado subjetivo de las operaciones mentales del espectador. O sea, no hay doctrina, búsquense la vida. Stop de nuevo. Es David Lynch hablando explícitamente de meditación trascendental, entonces, ¿que es lo que se mantiene implícito?. El cineasta nos presenta sus teorías sobre el imaginario de la meditación a modo de ejercicio fetiche. Una práctica tan intangible como una película. Un proceso de organización o desorganización de ideas que trascienden en una creación. Entonces atentos a esta frase de ‘El Hombre Elefante’: Es inglés, tiene 21 años y se llama John Merric (…) el paciente sufre asimismo bronquitis crónica (…), su brazo izquierdo es perfectamente normal como ustedes pueden ver; así pues, debido a esta serie de condiciones, la exostosis congénita del cráneo, las protuberancias papilomatosas (…), el paciente ha sido llamado ‘el hombre elefante’. El sentido de esta declaración está en la aseveración ‘así pues debido a esta serie de condiciones’. No es lo mismo  gramaticalmente escribir dos puntos antes de ‘así pues…’, que posteriormente. Lo que el doctor esta afirmando implícitamente en esa escena del filme, es que el llamado ‘hombre elefante’ es una persona ‘perfectamente normal’, es un ser humano. En esa simple frase se puede resumir el drama de la película, su revés. El componente magistral de Lynch reside, para mi, en estas pequeñas cosas, estos simples e inocentes juegos perversos; invertir la realidad sin ser explícito, es decir, exponer en una clase de que manera puedes trascender sin explicar tu filmografía, transgresión que lo presenta como un absoluto genio. Play.

Aquí podéis escuchar lo que se emitió en ‘A vivir Madrid’:

http://www.cadenaser.com/cultura/audios/croquetas-david-lynch/csrcsrpor/20131020csrcsrcul_12/Aes/

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