Entrevista Nacho Vigalondo

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P: ¿Cuál es la historia que hay detrás del corto que te llevó a los Oscars, ‘7:35 de la mañana’, y cómo conseguiste rodarlo?

R: Recuerdo que era el año 2002 o 2003 y estaba en una situación económica y sentimental muy mala y me estaba enfrentando a la posibilidad de abandonar el sueño de hacer cine. Pero decidí darme una última oportunidad cuando tuve esta idea. Iba por la calle Arenal, hacia Opera y me plantee hacer un musical, rompiendo la primera regla del musical, que es que nada tiene lógica. Dentro de este género tú ves que la gente canta y baila, pero no hay ninguna ley que lo explique y no sabes de dónde viene la música. Entonces, a partir de la idea de darle lógica a un número musical y pensar que a lo mejor hay un músico escondido tocando y hay una razón, la cual explica porque la gente canta y baila unísono, pues tirando de esto, acabo surgiéndome esta idea negrísima qué es la de este hombre que intenta expresar lo que siente a una mujer de esta manera tan loca. Y me enamoré de este guión porque era un humor muy infantil. Conseguí una subvención del gobierno vasco y me dije a mi mismo que esa iba a ser mi última oportunidad. Lo que es mi vida a día de hoy se lo debo a ese corto.

P: ¿Cómo fue tu experiencia en la ceremonia de los Oscars?

R: Que me nominen al Oscar para mí fue un disparate a la vuelta de la esquina, yo nunca había ni soñado con eso, de hecho la primera ceremonia que vi entera en mi vida fue cuando estuve allí. Si ves mis cortos, mis películas, sabes que están en las antípodas de lo que alguien identifica como oscarizable. De repente, me sentí como en el centro de un ‘inocente, inocente’ a escala cósmica, pensaba ‘quién se está riendo de mí, dónde está la cámara oculta’. Ese fue el estupor inicial, pero después llegó la maravilla de estar allí y visitar el lado más frívolo y más brillante del cine, que es el de la ceremonia del Kodak: ver tanto famoso junto, ir por la alfombra roja y tropezar con Scorsese y con Di Caprio y con actores y actrices que yo no esperaba nunca ver en persona. Fue como una descarga de una droga extraña que te puedes aplicar solamente una vez en la vida, fue ‘la leche’.

P: En muchos medios has señalado que el cómic es una de tus influencias más importantes a la hora de trabajar. ¿Qué opinas de la influencia del cómic en el cine?

R: Yo donde más ‘pasta’ me dejo al mes es en comics. No es quizá porque sea el lenguaje que más me gusta desde un punto de vista teórico, sino porque hay autores que me ‘flipan’ y personajes que me ‘flipan’. Y de tantos cómics que he leído, pues inevitablemente me influyen a la hora de hacer películas, pero tampoco es una influencia definible. Por otro lado el cómic tiene más agilidad que el cine a la hora de desarrollar ciertos temas. Un cómic de Spiderman sobre el 11-S salió al mes siguiente de que cayeran las torres gemelas, y sin embargo tuvieron que pasar cinco años para que se hiciera una película. Hay todo un entramado industrial en el cine que hace que todo sea más lento y vaya sobre seguro, con lo cual en el cómic hay más libertad. Si viviese en EE.UU y fuera un escritor reputado igual haría cómics en lugar de películas, pero como estoy en España y aquí el cómic está muy ‘jodido’ pues hago películas. Pero igual me harto y dejo la estafa del cine y comienzo con la estafa del cómic.

P: Hasta ahora siempre has aparecido como personaje protagonista o co-protagonista de tus trabajos, ¿es un modo de plasmar tu estilo en cada uno de los personajes que interpretas?

R: Tuve una experiencia brutal cuando en una clase que di a gente muy joven, una niña me hizo una pregunta que me llamó la atención, era que, como es posible que siempre que salgo en pantalla no tengo contacto físico con ningún personaje. Y me quedé helado, no sabía que contestar, porque realmente es verdad. Creo que inconscientemente sí que, en mis películas,  soy alguien que está ahí pero a una escala diferente, soy el director de la peli, incluso dentro de ellas, dirigiendo la historia pero sin ser un ser humano. Y esa especie de proyección del director en la historia no la hago conscientemente, pero está ahí. Y ahora que lo sé, creo que no volveré a hacerlo nunca más, porque una vez que sabes porqué haces las cosas, dejas de hacerlas.

P: ¿Crees que en España sería necesario hacer un tipo de cine más comercial y de mayor presupuesto o abogas por un modelo europeo de cine de autor?

R: El descontento es algo cosido al cine español. Pero realmente si uno mira la media de cine español de calidad que hay en relación con el tamaño de nuestro país, se dará cuenta de que podemos hablar de nuestro cine mejor de lo que se puede hablar del de cualquier país de Europa. Tenemos los mejores directores, somos el tercer o cuarto país europeo con mejor producción anual y con más Oscars. Aunque haya un descontento generalizado, el cine español está en una de las mejores posiciones del mundo.

‘7:35 de a mañana’. Un corto genial:

Entrevista Elías Querejeta

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“Las limitaciones de la censura franquista eran absurdas”

Se estrenó como director en el pasado Festival de Valladolid, con su documental Cerca de tus ojos después de más de medio siglo dedicado íntegramente a la producción cinematográfica.

                            Elías Querejeta, el productor más importante de la transición española y las décadas consecutivas, rompe su continuidad dirigiendo un documental que repasa los artículos que integran la Constitución de los Derechos Humanos y del Hombre y aborda experiencias vitales de pueblos en los que estos artículos son incumplidos reiteradamente. Este filme, protagonizado por Maribel Verdú, es un alegato contra las trabas políticas, económicas y sociales que impiden el natural desarrollo de los derechos humanos desde la Segunda Guerra Mundial.

Conocido por producir películas como Los lunes al sol y Barrio, Querejeta cumplió un papel decisivo en la expresión artística de la transición española con obras como El espíritu de la colmena y Las palabras de Max, además de producir la mayor parte de la obra de Carlos Saura. También destaca como guionista en películas como Cuando vuelvas a mi lado o A un Dios desconocido. A lo largo de su carrera ha sido galardonado en numerosos festivales internacionales de cine y el pasado año le ha sido otorgado el Premio Sajarov a la libertad de conciencia.

P: Ha producido más de cien películas, galardonadas en Cannes, Berlín, San Sebastián, Chicago, Venecia y muchos más. Podría decirse que ha sido el productor más importante del panorama nacional. Desde los años 60 se ha mantenido en activo hasta su último trabajo, ¿Por qué en este momento decidió llevar a cabo este proyecto?

R: Un año antes de comenzar el documental me habían dado en San Sebastián un premio que montó una organización sobre cine y derechos humanos, tuve una serie de conversaciones sobre este tema y entonces pensé que la mejor manera de acercarse al conocimiento era acercarse a la realidad de lo que estaba pasando en aquellos lugares en los que no se respetan los derechos del hombre. De ahí nació la idea y empecé a trabajar en ella.

P: Empezó siendo futbolista en la Real Sociedad y después realizó A través del fútbol y  A través de San Sebastián, ¿qué le motivó para dar ese salto y plantearse ‘mi vida será el cine’?.

R: Me aburría mucho el fútbol y sobre todo los entrenamientos, el cine me había interesado desde siempre, desde mi infancia. Recuerdo que cuando era niño apareció mi padre con una cosa escondida bajo el brazo, nos cito a todos los de mi cuadrilla que estábamos jugando en el jardín y nos hizo entrar en el salón, entonces apagó las luces y sólo veíamos una sábana bien planchada sobre algo. Sacó aquella cosa que llevaba escondida y en realidad era una película. Tiró la sábana al suelo y de repente salió Charlot en la pantalla. Es la primera imagen de cine que recuerdo y a partir de ahí surgió en mi una fascinación tremenda por el cine.

P: Usted siempre ha dicho que no es comparable la censura económica que sufre el cine ahora mismo, con la censura que se vivía en el franquismo, sin embargo, durante la dictadura ha producido películas como ‘Si volvemos a vernos’ o ‘Ana y los lobos’, que han conseguido sortear la censura, ¿con que clase de limitaciones se tuvo que enfrentar?

R: Bueno, en la dictadura franquista con muchísimas y además algunas completamente absurdas. Recuerdo una anécdota que viví con mi película La caza que se titulaba en realidad La caza del conejo. García Escudero, el antiguo director general de cinematografía, cuando se enteró me llamo para hablar sobre el asunto. Me telefoneó después el secretario de la junta de censura para hacerme ir al Ministerio del Interior y me preguntó si me había planteado bien el título. Le contesté: ‘pues sí, va a ser la caza del conejo’. Entonces me hizo un gesto referido a la palabra conejo y me dijo: ‘la caza, solamente’. La censura llegaba a esos grados de estupidez.

P: En “Cría cuervos”, una película del año 75, premiada en Cannes, se evidencia la etapa final del franquismo desde el punto de vista de una mujer. En aquellos años de umbral entre el conservadurismo y el feminismo creciente ¿Cómo planteaba usted el universo femenino?

El feminismo se planteaba a sí mismo, hacer cine con elementos del feminismo era recoger una parte de la realidad, una realidad en evolución paulatina con una presencia de la mujer cada vez más fuerte y más visible. Pero, aunque ya desde aquellos años está creciendo el feminismo en España, todavía no se ha conseguido que la igualdad sea real y aún queda mucho por hacer.

P: Uno de los mayores momentos de felicidad en su profesión.

R: El conjunto del trabajo. No hay ningún momento que pueda distinguir por encima de otros porque sería injusto. He sido muy afortunado a lo largo de mi vida porque siempre me ha gustado este trabajo y me seguirá gustando.

P: Alguno de los peores momentos.

R: En fin… Supongo que ahora. En la actualidad es verdaderamente difícil hacer cine. Las nuevas tecnologías y las trabas que sufre el cine con la piratería están creando problemas, pero en cualquier caso, esto también es equiparable a lo que sufrimos los cineastas con la censura franquista.

P: Usted ha llegado a conocer al cineasta Jean Renoir, ¿Cómo fue ese encuentro?

R: El primer premio que me dieron me lo entregó Jean Renoir, yo era un gran admirador suyo y me encantaba su manera de hacer cine, sobre todo el compromiso político que se plasmaba en sus películas y que sabía manejar con un encanto especial. He de decir que es elogiable como persona al igual que como cineasta.

P: Usted dice: ‘la experiencia es un farol colgado del culo que lo único que ilumina es lo que ya ha sucedido, entonces la experiencia hay que vivirla no como pasado, sino como futuro’. ¿Cree que su hija, Gracia Querejeta, que también ha recibido numerosos premios de cine, es la línea de continuidad de esa experiencia?

R: Aunque la frase no me pertenece a mí, la he copiado, creo que eso habría que preguntárselo a ella, porque sabría definir mejor que yo como le ha repercutido mi trabajo en sí misma y en su vida profesional, pero supongo que he sido un elemento positivo para ella y para su vida, o por lo menos, me quedo más tranquilo pensándolo así.